martes, 3 de enero de 2017

Paseo por la Huerta de Murcia

Comenzamos a caminar por el Malecón.
El último tramo del extinto 2016 ha sido muy fructífero en cuanto a salidas senderiles: he vuelto a Revolcadores, Sierra Espuña, Hoya Lóbrega, Sierra de Ricote, Valle Perdido, Cerro de la Selva; también he descubierto nuevos rincones gracias a incursiones en la Sierra de la Pila, las de Pedro Ponce y el Madroño, Ricote, y en octubre anduve 7 días de travesía por el Río Segura desde Pontones (Jaén) hasta Calasparra, etc.
La culminación a estos intensos meses fue un precioso paseo por el corazón de la huerta más cercana a la capital del Segura. Lo cierto es que la tenía en la recámara para un día que no tuviera demasiado tiempo, así que la mañana de Nochevieja fue la elegida. La ruta en cuestión está diseñada para hacerla en bicicleta, siendo la número 5 del coleccionable "Vuelta cicloturista" del diario La Opinión.
Así que antes de las 8:30 estaba aparcado y caminando por Paseo el Malecón. Es imposible no cruzarse con nadie por aquí, aunque a estas horas hay pocos transeúntes. Yo, de espíritu rural, no me llevo muy bien con las ciudades y me alegro de alejarme de núcleo urbano de Murcia para acceder a terrenos agrícolas.
Molino del Amor, en penoso estado de abandono.
Lo hacemos por La Albatalía, y el primer elemento patrimonial que visitamos es el Molino del Amor, bajo el que pasa la Acequia de la Aljufía. Tristemente, comprobaremos que la constante es el abandono sistemático de estos vestigios de usos tradicionales. El Molino del Amor luce desconchado, olvidado.
Nos dirigimos a la elevada chimenea junto a la Casa Torre de los Clérigos, a las espaldas del centro de salud. Continuamos hasta alcanzar la Senda Pato, a la derecha, y nos introducimos plenamente en la huerta. No voy a señalar cada giro dado durante el recorrido, pues son decenas y no es la intención de este blog describir las rutas, sino relatar las experiencias acontecidas en ellas.
Entre brazales, limoneros y casas huertanas salimos junto a la carretera hasta el Molino de Funes, aún más desangelado que el primero. Se cae el alma a los pies al contemplar el abandono al que quedan condenados estos viejos edificios, tan importantes para la vida durante tanto tiempo en décadas pasadas. No es cuestión de hacer de ellos un reclamo turístico masivo, pero lo menos que merecen estos antiguos y destacados lugares es respeto en forma buena conservación y cartelería informativa para que la gente tenga la oportunidad de conocer, in situ, los modos de vida de sus antecesores cercanos.
Entramos a la huerta por un seductor sendero entre casas.
Rodeando el Molino de Funes incursionamos en una plantación relativamente extensa que nos introducirá, ahora sí, en las entrañas de la huerta.
Llegamos a la Acequia de Bendamé, vacía como todos los canales de agua desde hace unas semanas, al estar fuera de la temporada de riego. Toca andar con cuidado, pues el camino sigu-                                                                                  e embarrado por el temporal de hace dos semanas, pero el lugar es encantador gracias a la caída de la hoja, que alfombra nuestros pasos y cubre el lecho del cauce. Alcanzo unos escalones de bloques que me bajan a la misma acequia, junto a una suerte de pequeña alberca. Bonito rincón repleto de vegetación.
Aquí abandonamos Bendamé y entramos en una tranquila zona residencial por la que caminaremos unos minutos hasta que recuperamos el curso de la Aljufía, que acompañaremos durante un buen trecho. A la derecha vemos, a la derecha, el Monasterio de los Jerónimos. Pero la carreterita por la que andamos, junto a la acequia, es muy agradable y se respira la esencia de la huerta murciana.
El Molino de Funes, en peligro por derrumbe.
Ahora estamos en la Vía Amable nº 4, un recorrido ciclista señalizado gracias al cual encontramos un par de paneles informativos, uno de ellos referido al Molino de los Casianos, el único que parece medianamente conservado.
Y de este modo, con bancales a la derecha y un amplio mirador a la izquierda, junto a la Acequia de la Aljufía, a escasos metros del río Segura, llegamos a la Rueda de La Ñora.
Estamos ante uno de los monumentos más emblemáticos de toda la Región de Murcia. Aunque aparentemente su estado es bueno, si nos detenemos a observarla encontraremos que sus paredes están desconchadas, que el musgo y la vegetación crecen sin control y que cables y cajas eléctricas mancillan las paredes del acueducto y el entorno inmediato. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1982, corresponde a la administración pública pertinente garantizarle un permanente buen estado de salud.
Plantación en una zona diáfana, junto al Molino de Funes.
Por el Soto de La Hoya accedemos a la mota del río Segura, por la que caminamos casi un kilómetro para salir a la izquierda por un camino que pasará junto a un club hípico, una zona recreativa con pista deportiva y un recinto de palomistas, un agradable recorrido antes de incorporarnos nueva y definitivamente a la mota del río, por la que caminaremos durante 6 kilómetros hasta llegar a las puertas de la capital en un bonito paseo junto a huertos y casas, poniendo fin a un precioso paseo con sabor tradicional y a un año de senderismo inolvidable.

FICHA TÉCNICA:
FECHA DE REALIZACIÓN: 31 de diciembre de 2016.
RECORRIDO: Paseo del Malecón-La Albatalía-Molino de Funes-Acequia de Bendamé-huerta de Guadalupe-Acequia La Aljufía-huerta de La Ñora-Molino de Los Casianos-Rueda de La Ñora-Soto de La Hoya-Río Segura-huerta del Rincón de Beniscornia-Río Segura-Murcia.
DISTANCIA TOTAL: 15 kms. (aproximadamente).
TIEMPO: 4 horas.
DESNIVEL: Sin desnivel.
DIFICULTAD: Baja.
DE INTERÉS: El Paseo del Malecón; el descuidado patrimonio de la huerta (Molinos del Amor, de Funes y de Casiano), a pesar del desprecio que sufre por su olvido; caminar por la huerta, entre brazales, limoneros y naranjos; la Rueda de La Ñora, emblema de nuestra Región de Murcia; el agradable paseo por el río Segura.
MÁS INFORMACIÓN: Entrega 5 del coleccionable "Vuelta cicloturística", publicado por el diario La Opinión y firmado por J. F. Cerezo.

Pequeña alberca en la Acequia de Bendamé.

Acequia de la Aljufía, preciosa gracias a la caída de la hoja.

Rueda de La Ñora, emblema de la Región de Murcia y su huerta.

Hacia la mota del río Segura por el Soto de la Hoya.

La huerta del Rincón de Beniscornia nos dirige, entre pinos y sauces, a la mota del Segura.

Meandro del río Segura.

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